PACO LO ARREGLA

El segundo de la SIDE, jefe de la “otra campaña” para ganar el 28-J

Es quien en la práctica conduce la Secretaría, y conoce a Néstor Kirchner desde los tiempos de la gobernación de éste en Santa Cruz. Trabajó en el banco de esa provincia junto a Lázaro Báez. Hace dos meses, durante un encuentro ultra reservado en la Quinta Presidencial de Olivos, Néstor Kirchner le dio una orden: “Algo tiene que aparecer”. Por entonces las encuestas no daban bien y todos estaban nerviosos. Tiempo después se conoció la misteriosa llamada desde el Nextel de Francisco de Narváez al celular del supuesto rey de la efedrina. Se acostumbró al maltrato K.


Marzo de 2009. Reunión en la Quinta Presidencial de Olivos. Néstor Kirchner estaba intranquilo. El escenario de la disputa preelectoral se le complicaba día a día.

Todavía el Gobierno no había anunciado el adelanto de las elecciones legislativas pero la idea se afirmaba día a día y en su cabeza ya maduraba la idea de su candidatura en el terruño bonaerense. Además de Néstor, estaba Héctor Icazuriaga, ladero incondicional y director de la Secretaría de Inteligencia. A esa reunión se sumó Francisco “Paco” Larcher, el “Señor 8”, como se llama en la jerga al segundo de los servicios de “la Secretaría”. Kirchner, sin vueltas, le ordenó a Larcher “ponerle el cuerpo” a la campaña. “Algo tiene que aparecer”, palabras más, palabras menos, le habría dicho el ex presidente, según contó a PERFIL un testigo presencial de ese encuentro. Sin eufemismos, la idea fue clara: que Paco Larcher comandase el operativo de la “otra campaña” para “desprestigiar” a los principales candidatos de la oposición. Además, se le avisó que la caja de la SIDE iba a ser “la fuente” de la campaña. Larcher no acotó nada, sólo escuchó y se fue, ya era tarde.

En marcha. El primer objetivo se cumplió casi un mes después. Según confirmaron a este diario tres fuentes con llegada al corazón del matrimonio presidencial, desde la SIDE partió “la carpeta” que contenía en detalle los pormenores de la causa que involucra a Francisco de Narváez con Mario Segovia, el “rey de la efedrina” y el supuesto contrabando de miles de CD apócrifos. “La SIDE llega a la información. Después de eso se utilizan los resortes naturales para instalar el tema en la Justicia y en los medios. Todo el resto sale solo. Los muchachos le avisaron a Larcher y él es el que lo cuenta arriba”, explicó a PERFIL un funcionario pingüino. “La Secretaría está de campaña. Reparten guita, carpetas, logística, escuchas. Todo vale, y más ahora”, aclaró.

El hombre. Paco Larcher tiene un privilegio. Tras seis años en su cargo actual, su nombre apenas se conoce y su rostro, casi igual que su historia, es prácticamente desconocido. El mismo se encarga día a día de que eso se mantenga así. No va a los actos políticos, evita entrar a la Casa Rosada y sólo aparece en la Quinta de Olivos cuando las luces ya están por apagarse. Lo último, un ritual que debe cumplir religiosamente, todos los días, para informarle al líder del Partido Justicialista las últimas novedades. Asumió como subsecretario de Inteligencia en 2003, pero su poder creció con el correr de la gestión. Hoy es quien, en la práctica, conduce la SIDE. Pingüino de pura cepa, conoció a Kirchner en Río Gallegos cuando el ex presidente era intendente de la capital santacruceña, pero recién cuando el kirchnerismo desembarcó en la Gobernación empezó su carrera en la era K. Desde ese momento hizo de la lealtad a “Lupín” una religión. 

A mediados de los noventa, su primer puesto fue en el Ministerio de Asuntos Sociales de Santa Cruz, luego en la Casa de Santa Cruz en Buenos Aires, como representante de la Caja de Previsión Social de la provincia. Su objetivo era aprovechar su estadía en Capital Federal para terminar su ya empezada carrera de Ingeniería. “El cuenta que estudiaba, pero nadie sabe si terminó la carrera o si realmente alguna vez la empezó”, cuenta un viejo pingüino. Pero su gran paso lo dio en la privatización del Banco de Santa Cruz, cuando formó parte del primer directorio como representante de las acciones provinciales, donde compartió oficinas con el ahora megaempresario Lázaro Báez. En ese lugar entabló una fuerte relación con Sebastián Eskenazi, empresario, actual CEO de YPF. “Todas las mañanas era el que le llevaba a Kirchner el estado de las cuentas de la provincia. Para Néstor, Larcher es un secretario más, siempre hizo lo que él quiso”, explican algunos kirchneristas de la primera hora. Secretario, chofer, cadete, Larcher pasó por todas, casi como un todoterreno. “Nunca tuvo poder político. Su papel era logístico”, agregan. 

El “Señor 8” asumió informalmente la conducción de la SIDE con la salida de Sergio Acevedo y la llegada de Héctor Icazuriaga. Así, desde 2003 hasta ahora manejó el destino de más de 16 mil millones de pesos, sin contar los fondos reservados y las partidas reasignadas mensualmente por fuera del presupuesto. Evita la exposición pero su situación con la vieja camada de agentes de la SIDE no es buena. Incluso dentro del edificio de 25 de Mayo aseguran que desde adentro ya se gestó una “propia carpeta contra Larcher”.

Al menos en los papeles vive en Berazategui junto a Viviana Graciela Peña, su mujer, que además tuvo un paso efímero por el Ministerio de Desarrollo Social, como directora de la Comisión Nacional de Pensiones Graciables. Sus detractores aseguran que desde 2003 su cuenta personal creció de manera exponencial e injustificada y que incluso, como Kirchner, se habría animado a incursionar en la hotelería con un complejo de cabañas que, lógicamente, no están a su nombre. Oficialmente, sus finanzas marcan una cuenta con el Banco de San Juan por 96 mil pesos. Su mujer marca otro crédito, pero por 300 mil pesos con el Nuevo Banco de Santa Fe. Ambas entidades son manejadas por el grupo Eskenazi, sus amigos. Pero a la SIDE Larcher no llegó solo. Lo hizo con su contador, un pingüino de apellido Ramasco, al que también designó dentro de la Secretaría para manejar los números. Todo tiene que cerrar, más ahora, que quedan poco menos de 40 días para el 28 de junio, la recta final de la campaña. Sin dudas, un mes bastante agitado para el “Señor 8”.

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