El gobernador del Estado norteamericano de Carolina del Sur, Mark Sanford, resultó ser un pirata. Desapareció cinco días, le dijo a su mujer que necesitaba estar sólo para escribir y se vino a un viaje "exótico" (como el mismo lo definió) a la Argentina. De exótico no tuvo nada. Vino a verse con su amante cinco días y armó flor de descalabro. Volvió y tuvo que salir a pedirle disculpas públicas a su mujer e hijos por su "infidelidad".
Pero, al gobernador, la infidelidad le salió cara. Según leo hoy en el Washington Post, ya se estaría iniciando una investigación para determinar si Sanford "malversó fondos del estado en este viaje. Recordar que el tomo un auto del estado y lo dejó estacionado en el aeropuerto de Columbia. Esto mantendrá la herida en carne viva por un largo tiempo" dice la nota del WP. Igualito a nuestros pagos. Por suerte existe una democracia seria, donde la Justicia no necesita un Monner Sans para ponerse a investigar.
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