LAVERAP KIRCHNERISTA

Los Kirchner vendieron su casa y la declararon al doble de su valor
Por Juan Cruz Sanz
La declaración patrimonial del matrimonio Kirchner no sólo dejó asentado un crecimiento exponencial en el último año de 28 millones de pesos, sino que además generó dudas y sospechas en cuentas que parecen no cerrar. PERFIL pudo acceder a la información que certifica que en al menos un caso, Néstor y Cristina sobrevaluaron una operación inmobiliaria y declararon más dinero del que recibieron. Según la declaración jurada, esa operación le generó a los K un ingreso de 3.170.000 pesos, sin embargó la casa fue escriturada por 1.585.000 pesos. Una sobrevaluación del 50 por ciento, 1,5 millones exactos de más.
Se trata de la venta del chalet de dos plantas ubicado en pleno centro de Río Gallegos, donde los Kirchner vivieron hasta su desembarco en la Quinta de Olivos. En 2007, en medio de una crisis político social que motivó la renuncia del ex Gobernador Carlos Sancho, la residencia Kirchner se convirtió en la sede obligada de piquetes y protestas. Esa situación llevó al ex Presidente a tomar una decisión: vender la casa e instalarse de forma definitiva en El Calafate.
Operación. La venta se efectivizó, según se dejó constancia en el expediente del Registro de la propiedad de Río Gallegos en noviembre del 2008 cuando se finalizó el trámite de escrituración. ¿Quién se quedó con las llaves? Lázaro Báez, el megaempresario de la construcción, amigo y socio presidencial en un emprendimiento inmobiliario, también en la capital santacruceña. El inmueble quedó a nombre de Epelco S.A, una sociedad de Báez que se creó para ingresar en el circuito de la obra pública en el norte del país, de la mano de Fabio Biancalani, senador chaqueño dueño de una importante empresa de construcción. La sede social de esta compañía no es casual. Se trata del estudio contable de Fernando Butti, contador de Báez y ex mano derecha del zar de la obra pública. Leopoldo Héctor Daniel Gallegos, administrador judicial y gerente de “Sucesión de Adelmo Biancalani S.A”, la empresa del Senador, y Carlos Joaquín Alonso, apoderado también de esa firma, figuran como presidente y director de Epelco. Así, en teoría y en los papeles, se transformaron en los nuevos dueños del chalet de Kirchner.
La operación de venta de la ex casa de la pareja presidencial se inscribió mediante escritura 496, bajo el número de presentación 18.507 con fecha el 28 de noviembre de 2008. Los trámites ante el Registro de la Propiedad quedaron en manos del escribano Leandro Albornoz, notario del pool de empresas de Báez, que además quedó a cargo del proceso de venta. La transacción quedó asentada en la matrícula 6.517 donde además están consignadas el resto de las operaciones sobre esa propiedad.
La casa fue construida en 1982 por Roberto Gotti, hijo del clan Gotti, beneficiados por Néstor Kirchner en el manejo de la obra pública.
Se trata de un chalet de estilo americano, de tres niveles, de ladrillo a la vista y techo a cuatro aguas. En la planta superior está la habitación matrimonial en suite. En la planta inferior hay cuatro habitaciones más y, en una especie de subsuelo, la cochera tiene espacio para tres vehículos. Kirchner le agregó una bóveda que era propiedad del Banco Hipotecario y que fue instalada en un lugar especial en el subsuelo de la residencia. El ex Presidente compró la residencia en 2003 en 170 mil dólares y la vendió seis años después, por 450 mil. Sin embargo, en los registros de las operaciones, figura la venta pero no se especificó el monto. PERFIL pudo saber que los Kirchner tuvieron que pagar 15.850 pesos en concepto de arancel de sellado en la dirección de rentas provincial. Ese sellado se calcula sobre el monto de la escritura y es necesario para finalizar el boleto de compraventa. La cuenta es fácil: se debe pagar el 1% (uno por ciento) del valor de la escritura. Por lo tanto, Lázaro Báez y los Kirchner escrituraron por 1.585.000 pesos. Ese valor es cercano a la valuación en el mercado que tendría esa residencia. Muy distinto a lo declarado por el matrimonio en su declaración anual de bienes, donde aseguran haberla vendido por 850 mil dólares. Algo imposible en el mercado.
Fuentes muy cercanas a Báez hablan de una “inversión forzada” y volvieron a ratificar lo que PERFIL contó en febrero: “Kirchner ordenó comprarla. No quedaba otra”. Todo indica que a los nuevos dueños, la compra no los entusiasmó, pese a los miles de dólares que demandó esa inversión. Desde que los Kirchner se llevaron la última caja, la casa sigue vacía y con las persianas bajas. Ya ni siquiera tiene custodia policial.

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