LA CUNA DEL PRESIDENTE

Por Jorge Fontevecchia

Llevo 24 horas en esta provincia donde viví un mes, entre mayo y junio de 1982, durante la Guerra de Malvinas. En aquellos años me repartía entre San Julián, la base de la Marina desde donde salían los aviones Super Etendar (San Julián es el punto más cercano a las islas) y la propia Río Gallegos, desde donde partían los Mirage de la Fuerza Aérea.
Me sigue impresionando el contraste entre la enorme dimensión del territorio de esta provincia y la escasa población que la habita. Sus ciudades son tan pequeñas, incluso Río Gallegos, que resulta difícil imaginar al actual Kirchner, que hoy viaja varias veces al día en helicóptero entre la Casa Rosada y la Quinta de Olivos, cruzar todos los días a pie la simple calle que separa la Casa de Gobierno de Santa Cruz y la residencia del gobernador, justo enfrente, en la que vivió durante una década. O, también a pie, cruzar al bar Caravelle, donde se reunía con sus operadores mientras bebía whisky Criadores, tomaba café cortado y fumaba dos atados diarios hasta antes de su enfermedad.

Por más sólida que sea una persona debe ser muy difícil soportar un cambio de estilo de vida de magnitudes tan significativas sin escalas. Para entender a Kirchner (y a De Vido, a Jaime, o a Zannini) resulta útil venir a Río Gallegos y echar un vistazo. La historia reciente de todos ellos está protegida por la distancia. El día previo al anterior a viajar a Río Gallegos, yo había llegado desde San Pablo. El vuelo a Río Gallegos consumió una hora más que el de San Pablo. Será por proximidad a Brasil que a Santa Cruz le encontré arbitrariamente una similitud con Buzios: a cada crisis de la economía argentina, le corresponde una oleada de inmigrantes que llegan al lugar en busca de un futuro mejor. El 50% de sus habitantes y el 70% de los que tienen más de 60 años no nacieron en la provincia. Todos los inmigrantes llegaron atraídos por posibilidades laborales: Santa Cruz tiene la menor tasa de desempleo del país: 3%, pero la mitad de los empleos son empleos públicos.

Con alrededor de 200 mil habitantes totales, la mayoría de la ciudad tiene alrededor de 2.000 habitantes. Con esa escala, se hace muy difícil mantener, por ejemplo, Concejos Deliberantes sin la ayuda del Gobierno provincial. Santa Cruz encabeza el ranking de suicidios por habitante del país y también el de consumo de droga: 25% de los alumnos del secundario confesó haber consumido alguna, contra el 12% de los de Buenos Aires o no más del 8% de las provincias no patagónicas. La emigración laboral produce desbalances entre la población masculina (la que emigra primero) y la femenina, haciendo de los cabarets y las “casitas” (prostíbulos) costumbres socialmente aceptadas. El juego es también una distracción más necesaria, como bien lo sabe el empresario de casinos ahora nacionalmente famoso Cristóbal López.


Otro efecto de su geografía es la obesidad, que se da en mayor proporción que en el resto del país porque se camina poco; a causa del clima siempre se va en auto, y hay poca deshidratación. Es una tierra de personas fuertes y no debe ser fácil de conducir sin una personalidad enérgica. Probablemente el carácter de Kirchner, más allá de su herencia genética, pueda haber sido templado por el fuerte viento local.

Por ejemplo, Santa Cruz tuvo en 2005 el mayor índice de protestas y cortes de ruta por habitante del país: con sólo el 0,5% de la población del país, concentró el 5% de los cortes de rutas, hubo una protesta cada 3 mil personas contra una cada 30 mil a nivel nacional. Dicen los demócratas en Estados Unidos que la ingenuidad de Bush fue creer que en Irak se podía sacar a Hussein e instaurar rápidamente un sistema democrático sin percibir que la cultura social iraquí pudo hacer necesario un dictador al que teman, porque sin él se terminan matándose unos a otros. Viendo a Santa Cruz no ya con ojos porteños sino desde una perspectiva más mundial, hay dos teorías antropológicas que podrían tener alguna aplicación a su geografía. La primera sostiene que el mayor desarrollo de las áreas más frías se explica en que el clima obligó a los habitantes de esas zonas a desarrollar comportamientos colaborativos: nadie sobrevive solo y todos precisan alguna ayuda de otro, entrenándolos para el trabajo en equipo lo que aumenta la productividad. Río Gallegos, más allá del conflicto por las pasteras, tiene una latitud cercana a la de Finlandia.

La segunda teoría sostiene que el mayor desarrollo en el continente euroasiático, frente al americano antes de Colón o al africano, se explica porque la gran masa de tierra que va sin interrupción marítima desde Lisboa hasta Seúl facilitó el traslado de personas, y con ello, el intercambio de conocimientos aumentando la velocidad del desarrollo. Santa Cruz está muy lejos, despoblada y aislada. En Río Gallegos, que todavía parece estar más unida a Punta Arenas en Chile que a otra gran ciudad de Argentina, es recurrente la mención de que hasta la llegada de Kirchner la mayoría de los argentinos ni habían tomado nota de que existía esa rica provincia del Sur, salvo para expropiarle sus recursos naturales.

El aislamiento también tiene sus ventajas: es uno de los pocos lugares donde se puede dejar un auto abierto en marcha en la vereda sin temor a que sea robado, y donde la gente “se siente alguien” porque pocos caminan algunas cuadras sin cruzar y ser saludado por algún conocido. Kirchner fue quien más hizo crecer a Santa Cruz, no le quita mérito el hecho de que sus gobiernos hayan coincidido con la década del 90 donde, gracias a las regalías petroleras, contó con ingresos anuales de 700 millones de dólares para atender a 197 mil habitantes, contra La Matanza, por ejemplo, con 1,5 millón de personas e ingresos de 200 millones anuales en la misma década.

Diario Perfil - Domingo 19 de Noviembre de 2006.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un gusto el poder expresar mi opinión. Si en algún momento, el cerco de obsecuencia periodística que rodea a Santa Cruz y a los que Gobiernan de Bs As. Se rompiera veríamos que todo no es lo que nos prometieron. Esta no es una provincia para todos, es para algunos y aquel que piensa distinto es perseguido.
Ojalá investigaran la obra publica, las ganancias de los políticos, en que han invertido en estos últimos años, etc etc etc.
Son tantas cosas que indignan, lo que le pasa a este santacruceño es el colmo, si por decir la verdad es tocado, perseguido y amenazado, también debemos sentirnos afectados todos. Lo único que debo manifestarle a este sureño perseguido junto a su familia es mi total solidaridad, sepan que nada es para siempre y en algún momento alguien les va a pedir muchas explicaciones a los que hoy creen tener el poder y la verdad.
FUERZA JUAN.
Posdata: vengan y investiguen Santa Cruz se van a llevar una linda sorpresa S.O.S Santa Cruz.