Así fue como todas las sociedades que se constituyeron como sinónimo de Lázaro Báez tienen como protagonista al joven contador. Alucom Austral S.R.L, Epsur S.A, Sur Combustibles S.A, Dulce Compañía S.A, Austral Agro S.A, Austral Desarrollos Inmobiliarios S.A y Austral Atlántica S.A, son algunas. Todas con la más diversa cantidad de objetivos. "Butti empezó a ser amo y señor del grupo de empresas. Incluso, no importa lo que decía Lázaro, en algunos casos él se encargaba de no hacerle caso y mandar como a él se le ocurría", cuenta un ex empleado de Austral que sufrió en carne propia los retos de Butti.
El 2008 arrancó movido.
El año pasado, Báez mostró interés por la Estancia Rio Bote (un lugar turístico a sólo 42 kilómetros de El Calafate) y las negociaciones quedaron en manos de Butti. El zar de la Obra Pública sólo se dedicó a escuchar: su idea era tenerla. Fiel a su estilo, dejó que su apoderado encontrara un número que suene bien en los oídos de los dueños y para eso estaba dispuesto a firmar el cheque que sea necesario. Pero parece que el joven oriundo de Bolívar le agregó un par de ceros a la operación final. Es decir, según explicó un ex empleado de Austral Construcciones con acceso al entorno del contador de la constructora con más llegada al despacho de Balcarce 50, Butti le habría agregado a la cuenta final la pequeña suma de 200 mil dólares que, naturalmente, no llegaron a las manos del ex dueño de Río Bote. Ese dato también fue confirmado por diversas fuentes que fueron testigos de la compra y que detallaron paso a paso la historia del sobreprecio.
Con el paso del tiempo, Butti pudo poner los ojos de los auditores que lo secundan en otro lado, pero Lázaro en persona se habría encargado de averiguar si realmente todo lo que pagó su empresa había llegado a destino final. Alguien, que había sido testigo de la negociación, le avisó de antemano la sobrefacturación que habría exigido Butti y eso no le gustó nada al socio del ex presidente Néstor Kirchner. Lo habían estafado y terminó confirmando lo que por un momento parecía una sospecha. Además, Butti también se hizo cargo de la operación por la compra de la Estancia Alquinta, donde Austral compró 50 mil hectáreas por unos 5 millones de dólares. En esa compra también se denunciaron sobreprecios: "Acá todo se infla. Hasta lo que compra la empresa", cuentan por lo bajo en los pasillos de la avenida Gregores.
Mientras tanto, el patrimonio de Butti empezó a crecer a pasos agigantados. No tardaron en llegar una Harley Davidson, un cuatriciclo, una camioneta Mercedes Benz, una 4x4 Grand Cherokee último modelo, un lujoso BMW y varios emprendimientos gastronómicos. Todo junto, en menos de un año. Lázaro exigió explicaciones, pero nunca llegaron. Al mismo tiempo, empezaron a descubrirse otras tantas operatorias en las que parece que Butti no habría sido demasiado transparente con su mentor. El paso de facturas no tardó en llegar y las cosas al joven bolivariense se le empezaron a complicar.
El 2008 arrancó movido.
El año pasado, Báez mostró interés por la Estancia Rio Bote (un lugar turístico a sólo 42 kilómetros de El Calafate) y las negociaciones quedaron en manos de Butti. El zar de la Obra Pública sólo se dedicó a escuchar: su idea era tenerla. Fiel a su estilo, dejó que su apoderado encontrara un número que suene bien en los oídos de los dueños y para eso estaba dispuesto a firmar el cheque que sea necesario. Pero parece que el joven oriundo de Bolívar le agregó un par de ceros a la operación final. Es decir, según explicó un ex empleado de Austral Construcciones con acceso al entorno del contador de la constructora con más llegada al despacho de Balcarce 50, Butti le habría agregado a la cuenta final la pequeña suma de 200 mil dólares que, naturalmente, no llegaron a las manos del ex dueño de Río Bote. Ese dato también fue confirmado por diversas fuentes que fueron testigos de la compra y que detallaron paso a paso la historia del sobreprecio.
Con el paso del tiempo, Butti pudo poner los ojos de los auditores que lo secundan en otro lado, pero Lázaro en persona se habría encargado de averiguar si realmente todo lo que pagó su empresa había llegado a destino final. Alguien, que había sido testigo de la negociación, le avisó de antemano la sobrefacturación que habría exigido Butti y eso no le gustó nada al socio del ex presidente Néstor Kirchner. Lo habían estafado y terminó confirmando lo que por un momento parecía una sospecha. Además, Butti también se hizo cargo de la operación por la compra de la Estancia Alquinta, donde Austral compró 50 mil hectáreas por unos 5 millones de dólares. En esa compra también se denunciaron sobreprecios: "Acá todo se infla. Hasta lo que compra la empresa", cuentan por lo bajo en los pasillos de la avenida Gregores.
Mientras tanto, el patrimonio de Butti empezó a crecer a pasos agigantados. No tardaron en llegar una Harley Davidson, un cuatriciclo, una camioneta Mercedes Benz, una 4x4 Grand Cherokee último modelo, un lujoso BMW y varios emprendimientos gastronómicos. Todo junto, en menos de un año. Lázaro exigió explicaciones, pero nunca llegaron. Al mismo tiempo, empezaron a descubrirse otras tantas operatorias en las que parece que Butti no habría sido demasiado transparente con su mentor. El paso de facturas no tardó en llegar y las cosas al joven bolivariense se le empezaron a complicar.
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